Amplificar la crítica situada hacia lo planetario: Martín Tironi publica artículo sobre la noción de ‘breathing spaces’ de Minna Ruckenstein en Dialogues on Digital Society

En un presente donde las arquitecturas algorítmicas moldean la conducta y las extracciones de datos influyen en la toma de decisiones, una mayor soberanía sobre el terreno de lo digital se vuelve una discusión urgente. Especialmente cuando pensamos en una interdependencia planetaria que comprende las tecnologías digitales como entidades vivas, que superan los límites de su propia territorialidad y cuya dimensión es atmosférica.

En mayo de 2025, la revista Dialogues on Digital Society publicó el artículo “Rehabilitating planetary breathing in times of algorithmic extraction: Notes from the text by Minna Ruckenstein”, en el que Martín Tironi, director de FAIR, discute la noción de “espacios que respiran” como aproximación crítica al progreso digital. Tironi acusa la necesidad de transitar hacia una conceptualización planetaria en respuesta al llamado por adoptar una actitud proactiva en el diseño y gobernanza de lo digital de Ruckenstein en el texto “Collaborative explorations as breathing spaces for digital futures”. Argumenta que “respirar” no solo es una metáfora para superar los imaginarios tecnosolucionistas del futuro, sino que también una manera de comprender la interdependencia entre todas las formas de existencia. Para eso, analiza tres ideas clave desarrolladas por Ruckenstein: la noción de respirabilidad, el quehacer crítico como práctica y el proyecto de re-humanización de las tecnologías. Finalmente, recalca la dimensión material de lo digital como algo arraigado —siempre— a territorios específicos, y en diálogo con todo aquello que co-habita y co-produce una misma atmósfera, la nuestra.

Respirar como práctica de resistencia

Lo que Ruckenstein llama “espacios de respiración para futuros digitales” es el punto central de la lectura de Tironi; ahí yace el potencial de resistencia frente a una digitalización frenética y acelerada. Por una parte, la autora propone estos espacios de respiración como lugares de trabajo donde deliberar y recomponer la dirección de las tecnologías digitales, que permitirían una intimidad socio-técnica: espacios de verdadera compenetrabilidad con las lógicas de la tecnología. Sin embargo, Tironi acusa que el “espacio de respiración” no puede ser solo una metáfora, al contrario, es un punto clave para los estudios digitales, puesto que, ciertamente, es un dispositivo para pensar por fuera de los tradicionales bordes epistemológicos. “Crear condiciones de respiración”, escribe, “es crear condiciones para pensar, sentir y actuar de maneras alternativas para la creación de futuros digitales más justos”. La propuesta de Ruckenstein, al ser sobre todo una metáfora de lo esférico, peligra con crear refugios confirmatorios o consensuales que, cerrados prematuramente al disenso, aniquilan cualquier posibilidad de transformación a la que aspiran.

Hacia prototipos críticos

Para pensar en descentralizar el marco tecno-solucionista del actual avance digital, Ruckenstein llama a una actitud proactiva de las ciencias sociales y humanistas para provocar nuevos problemas y, con eso, nuevas posibilidades. Sin embargo, para Tironi, no deja en claro cuáles son estas prácticas que permitirían, efectivamente, actuar más allá de una mera mediación o acompañamiento del problema. Tironi ve esta actitud como una forma de “quedarse con el problema” y plantea, en cambio, que, meter las manos en la masa o, dicho de otro modo, “crear materia”, es una forma legítima de investigación. Ya sea diagramar, visualizar, dibujar, mapear o prototipar, la producción material puede ser en sí misma una manera de dar cuerpo y materialidad a la crítica. En este sentido, el llamado “prototipado crítico” aparece como un espacio de negociación con las infraestructuras digitales que obliga a adoptar una postura situada dentro y en diálogo con el problema de lo digital.

Respiración planetaria

Mientras el texto de Ruckenstein aborda una necesidad de re-humanización de las tecnologías emergentes, Tironi adelanta en ello una manera de perpetuar la división naturaleza/tecnología que fomenta relaciones asimétricas con el medio. Para él, poner en el centro a las personas se vuelve cada vez más limitante —e incluso problemático—, dado que subordina a lo humano la comprensión del mundo, las necesidades y las aspiraciones del diseño. En definitiva, se pierde cierta sensibilidad que toma en cuenta el impacto del desarrollo digital sobre el medioambiente y arriesga reproducir la visión de lo digital como una fuerza inmaterial. Frente a esto, Tironi expone la urgencia de “imaginar tecnologías que no sólo reconozcan a los humanos, sino que sean diseñadas desde una ética de interdependencia y respiración planetaria”. En el artículo, el autor aboga por superar la espiral antropocéntrica de la re-humanización y abocarnos, en cambio, a una terrestrialización o, incluso, una replanetarización.

Finalmente, el artículo plantea una lectura crítica sobre un texto que, en sí, ya está ofreciendo pistas valiosas para dar un giro metodológico y teórico a la producción de conocimiento sobre lo digital y que, complementada con la mirada desde el quehacer crítico a través del diseño, tensiona aún más la aspirada superación de las aproximaciones antropo y tecno-céntricas a los problemas contemporáneos.